Aรฑo: 2010. Paรญs: Japรณn. Director: Takashi Miike. Duraciรณn: 126 m. Gรฉnero: Histรณrico / Drama / Acciรณn. Protagonistas: Kรดji Yakusho, Takayuki Yamada, Yรปsuke Iseya, Gorรด Inagaki.Takashi.
Miike es un director heterodoxo y camaleรณnico; esto no es ninguna sorpresa. A lo largo de una carrera de ritmo endiablado (80 tรญtulos en veinte aรฑos) ha pasado por los gรฉneros mรกs variopintos: la comedia, el terror, el cine de gangsters o el musical.
Si bien lo que le ha dotado de la aureola de autor no han sido ni su capacidad de trabajo ni su adaptabilidad, sino su visiรณn antitรณxica de esos mismos gรฉneros, que no ha tenido reparos en deformar, combinar y radicalizar, creando un cine mestizo y sorprendente, apasionante de tan extravagante, aunque su frecuente utilizaciรณn de la ultraviolencia y el absurdo lo hayan condenado al frikismo. Es, seguramente, por esto que ahora nos sorprende verle detrรกs de un producto tan clรกsico como 13 Asesinos; pero no deberรญa. La convencionalidad no es nueva en Miike, pues ya la practicรณ en Llamada Perdida (2003), por ejemplo. ยฟY no resulta lรณgico, por otro lado, que un cineasta tan promiscuo con las formas fรญlmicas se acueste de vez en cuando con la tradiciรณn?
El film es un remake de otro homรณnimo del aรฑo 1963 dirigido por Eiichi Kudo. Se trata de un jidai-geki basado en hechos histรณricos que traslada la acciรณn a mediados del siglo XIX, pocos aรฑos antes de la Restauraciรณn Meiji. Mรกs de doscientos aรฑos de paz ininterrumpida se ven amenazados por el hermano del shogun, el seรฑor feudal Naritsugu, un hombre desquiciado y sediento de sangre que con sus crueles acciones estรก provocando el descontento de la poblaciรณn y de algunas familias nobles. Temiendo la agitaciรณn social y, en รบltima instancia, la guerra, un oficial del gobierno se propone aplicar una drรกstica soluciรณn: matar a Naritsugu. Para ello, forma un grupo de samurรกis (muchos de ellos ronin). Su plan consiste en atrapar al noble y su sรฉquito en una emboscada en un pueblecito de paso.
Hasta cierto punto se trata de una de esas sencillas operaciones comerciales a las que nos tienen acostumbrados los ejecutivos cinematogrรกficos: recuperaciรณn y puesta al dรญa de un clรกsico del cine de acciรณn para disfrute de los pรบblicos actuales. Eso sรญ, tratรกndose deย Japรณn, y no de Hollywood, la copia respeta en gran medida al original, sin la voluntad de ofrecer una suerte de โversiรณn definitivaโ. Tanto es asรญ, que por momentos dirรญase una simple remasterizaciรณn, pero Miike se encarga de dotar al producto de personalidad propia, poniendo de su parte (esa a la que sรญ nos tiene acostumbrados) en las zonas mรกs oscuras del argumento, las que tienen que ver, sobre todo, con las perversidades de Naritsugu: asรญ, veremos la grotesca imagen (que nos remite a Freaks de Tod Browning) de una mujer cuyas extremidades y lengua han sido cercenados, o a Naritsugu olvidando sus modales en la mesa e inclinรกndose para comer directamente del plato como un animal (inquietante imagen, reflejo de su locura, que sรณlo se puede disfrutar en la versiรณn completa del film, puesto que el montaje internacional la elimina junto con veinte minutos mรกs de pelรญcula).
Al margen de estos momentos autorales que, por otro lado, potencian la expresividad del film, Miike se aplica con oficio a la tarea encomendada, y ofrece un producto tรฉcnicamente impecable, dinรกmico pero paciente en la resoluciรณn, y de una violencia contenida que no estalla en toda su dimensiรณn hasta el final, en una รฉpica batalla (ยกde trece contra doscientos!) que remite, cรณmo no, a Kurosawa y sus siete samurรกis, pero que no deja de formar parte de una tradiciรณn del gรฉnero a la que, por una vez (y sin que sirva de precedente), Miike homenajea y no desmitifica
Por nuestro colaborador Jordi Codรณ.