Japón, además de por su belleza, su faceta más tradicional o su gastronomía entre otras bazas, es también muy conocida a nivel mundial por la pasión que siente el pueblo nipón por la cultura popular. Son decenas los personajes que este país a exportado al resto del mundo que son conocidos por todos: Desde el fontanero Mario de la compañía Nintendo al mítico Mazinger Z pasando por Pikachu, la criatura que introdujo a Occidente en el Universo Pokemon, los japoneses han demostrado desde mediados del siglo XX tener grandes dotes para diseñar mascotas que causen furor a nivel mundial.
Pero si hay un icono japonés conocido a nivel planetario que no proceda del Manga o los vídeo juegos, ese es probablemente Hello Kitty. Fue diseñada a principios de los años setenta por Yuko Shimizu (no confundir con la joven ilustradora del mismo nombre asentada en Nueva York) para la compañía japonesa Sanrio, aunque en 1976 ésta abandona la empresa y al poco tiempo es Yuko Yamaguchi quien toma las riendas de los diseños de la popular gatita. A esta diseñadora se le atribuye el éxito de la entrada de la marca en Occidente desde los años 80.
Se calcula que existen unos 12.000 productos oficiales de Hello Kitty que abarcan casi todo lo imaginable: material escolar, joyas, tazas, dulces, prendas de ropa… Incluso existe una guitarra Hello Kitty (la Hello Kitty Stratocaster, comercializada por una filial de la marca de instrumentos Fender), una tarjeta de crédito y hasta un Jet del personaje. La gatita del lazo en la oreja tiene miles de fanáticos por todo el mundo que coleccionan todo lo que pueden adquirir de la marca. Y su popularidad es tan grande que incluso circulan leyendas urbanas de todo tipo sobre el origen del peculiar diseño.
Un icono que quizás basa parte de su éxito en su enorme simplicidad, conseguida gracias a trazos muy geométricos. También se dice que su aceptación universal se debe a que, al carecer de boca, las niñas pueden proyectar sus sentimientos en el personaje, pertenezcan a la cultura que pertenezcan. Sobre las creadoras de este personaje y su origen poco más se sabe, ya que la primera diseñadora es muy celosa de su vida privada. Aunque la actual responsable de diseño de Hello Kitty es a la vez una de sus más grandes seguidoras, siguiendo incluso la moda que va asociada a la imagen de la gatita.
Aquellos viajeros que recorran Japón encontrarán no sólo miles de productos de Hello Kitty, sino que los más fanáticos podrán disfrutar del Sanrio Puroland: su parque temático a las afueras de Tokio en el que gozar de múltiples atracciones y de todo un mundo de ficción creado alrededor de Hello Kitty.
Podría escribirse todo un tratado acerca de la cultura que rodea a este sencillo símbolo de Japón, del que hasta se han hecho series de animación. Y todo ello sin mencionar los miles de objetos falsos que se producen cada año haciendo uso ilegítimo de la marca, algo negativo para la compañía que posee los derechos, pero que da una pista sobre la popularidad de cualquier producto que lleve la imagen de Hello Kitty. Todo un icono japonés que dice mucho sobre el impacto que la cultura nipona ejerce sobre el resto del mundo, para gozo de los amantes de las costumbres del hermoso País del Sol Naciente.